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Aventuras en el techo del mundo.....ballenas , un gato y mucho humor.

Actualizado: 25 jul 2021

Seguíamos nuestro viaje por Alaska, más al norte y más profundo.

Ya habíamos visitado la capital de la fiebre del oro en Skagway, la capital del salmón en Ketchikan y estábamos empezando un recorrido hacia el interior .


Hay que recordar que los primeros habitantes de Alaska eran asiáticos que , hace entre 15000 y 30000 años partieron de Siberia siguiendo a los animales que les daban alimento y pieles y atravesaron un puente de hielo formado por la glaciación .

Así las tribus de tinglit y haidas se establecieron en Alaska y el oeste de Canadá.

Eran excelentes talladores de madera y tenían una sociedad organizada .


Por supuesto tenían sus dioses protectores y regidores de moral, representado por animales. En una palabra....Dios era naturaleza.




Juneau





En un periódico de Juneau , en el último mes de febrero, se leyó esta noticia..


La ciudad de Juneau en Alaska se emocionó recientemente con la historia de una mujer local.

Aseguró que vio un pájaro enorme en el cielo y que probablemente era el mismo Thunderbird de las leyendas y mitos indios.

El Thunderbird es una criatura legendaria en la mitología de los indios norteamericanos con poder sobrenatural.

Representado y venerado con mayor frecuencia por los indios de la costa del Pacífico, también se encuentra en diversas formas en el suroeste de Estados Unidos y las Grandes Llanuras.

El nombre "Thunderbird" proviene de la creencia de que las alas gigantes de este pájaro elevan el viento y provocan truenos.


Causó un revuelo importante la imagen tan conocida del pájaro, que era el rey de los cielos, según la tradición.



Ampliamente representado en los totems.


Y algunos interpretaron la aparición .Unos como una señal, otros como una advertencia, casi como pasa con los cuervos de la Torre de Londres.


Que, entre paréntesis, hace poco cundió el pánico porque había desaparecido la reina de los cuervos....y va y se muere el Príncipe de Edimburgo.

Catástrofe.








Juneau me fascinó, por sus paisajes, los bosques tan verdes y sus pájaros pesqueros, las montañas y sus contrastes verde-azulados.


En Juneau hay un saloon en donde figura esta inscripción " El comisario Wyat Earp estuvo aquí, pero ese día no mató a nadie".


Juneau creció a partir de sus minas de oro, y después a partir de su importante puerto.






Por fin había llegado el momento del avistaje de ballenas...




Si pensaban en esa foto espectacular de la ballena saltando.....pues no.


Corría de babor a estribor de la embarcación tratando de no chocar con nadie y llegar justo cuando aparecían .

Creo que dejé un surco en el piso . Cuando decían a la derecha...yo llegaba a ver la cola solamente.

Cuando decían a la izquierda corría como un demonio para el otro lado y veía....esto.


Recordé un viaje al sur, Puerto Madryn, con el profe de fotografía Francesco, y que nos pasó lo mismo. Y él decía....para sacar una buena foto..tenés que estar un mes .


Pero nada, estábamos en el techo del mundo y el espectáculo era impresionante y bello.




Hay una parte de historia de Alaska poco conocida , la Guerra olvidada.

En 1942 los japoneses, después de invadir Pearl Harbor, realizaron una de invasión en Alaska, en las islas Attu y Kiska, las aleutianas.

Recuperar estas islas costó el desembarco de 15000 efectivos y en una lucha sangrienta, en donde sufrieron bajas y pérdidas humanas, se hicieron con el control del territorio.


La invasión fue planeada como maniobra de distracción al ataque de la isla de Midway.

Sin embargo, aunque causó indignación la toma de las islas aleutianas por parte de los japoneses, significaba poco desde el punto de vista estratégico...eran islas volcánicas, con un clima cambiante y condiciones extremas de vida.


La reconquista no fue hasta pasado un año.

En Attu desembarcaron tropas americanas y sufrieron bajas ante los embates sangrientos de los japoneses. Del 11 al 30 de mayo de 1943, se libraron batallas crudas en medio del frío y la lluvia. Finalmente , poyados por la fuerza aérea, llegan al último bastión japonés, debilitado por las condiciones y la falta de alimentos , que dirigía el coronel Yasuyo Yamasaki.

Los japoneses tiene una orden , el Bushido, que les impide rendirse, así que muchos de ellos, los que no murieron en combate, se suicidaron antes de ser atrapados. Sólo 30 fueron tomados prisioneros.

Las bajas de uno y otro lado fueron muchas.

En la isla de Kiska, en cambio, al desembarco de los americanos se desató en medio de una feroz niebla...no veían por donde iban . A los disparos, contestaban con otros. Algunos caían en trampas. Durante un año , los japoneses habían construido trampas, bunkers, jardines, túneles. Pero , cuando llegan los americanos, ya se habían ido, amparados por la niebla, de manera que los 313 caídos en la isla...fueron por fuego amigo.




Seguimos por tierra, a través de un tren que nos llevaba a las profundidades de las tierras de Alaska. El Parque Nacional Denali.

Fabuloso en sus paisajes tan particulares.

Y como saben... hay un refrán que dice..."el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra". Me identifico totalmente.

Hacía un año que tenía de pantalla en el celular una foto del Monte McKinley reflejada en un espejo de agua.



Esta.

Y durante el año de preparación estuve fantaseando con la toma de esa imagen.


Para tal fin ,estudiando las posibles excursiones, había contratado una, en el Parque Denali, que recorría Kantishna. El lugar indicado.

Así que , cuando llegamos a Denali, me preparé concienzudamente.

Para que no lloviera, (que no llueva es raro) había llevado toda clase de implementos , es decir, es bien sabido que cuando uno tiene el equipo indicado no llueve, y cuando uno se olvida..........diluvia.

Puse sobre la cama del hotel la capa, el paraguas, bolsas para el equipo de fotografía, los borceguíes que me había comprado , la mochila impermeable.

Nos fuimos a dormir con la expectativa de esperar un amanecer claro y despejado.

Y ...toma!...amaneció lloviendo.

Igual, nos dirigimos en un bus especial al centro de Información Turística, desde el que partía la excursión.


Este era el medio de transporte hacia mi fantasía.


El conductor, plenamente angloparlante .

Durante toda la travesía, por abismo y precipicios, manejó con una sola mano y con la otra gesticulaba y de tanto en tanto soltaba las dos para mostrarnos algún animal.

El Partner miraba el precipicio que abría sus fauces desde la ventanilla... y sufría.

Yo me concentraba en el paisaje deslumbrante y trataba de no recordarle que ...eran seis horas de ida y otras tantas de vuelta.











Pero todo era tan espectacular y deslumbrante que valía la pena el riesgo.

Hicimos varias paradas técnicas y comimos dentro del micro, por el famoso tema de los osos.

Pasaban las horas y mi emoción iba en aumento.

Hasta que

el bus se detiene, pone el freno de mano y..........aparece este cartel.


What?


-Y ahora qué? -le pregunté al conductor-

- Ahora volvemos- me dijo alegremente.

-Pero......y el Monte McKinley? -

-Ah...ese no se ve desde acá hay que entrar por otro lado! - y silbando contento pone primera y nos vamos.

Me quedé muda.

Con las horas reflexioné y me dí cuenta de que anticipar y estructurar tanto lo que vas a ver no sirve, hay que dejar espacio flotante para lo que pueda o no pueda pasar.

Fue un trago amargo .

Y al año siguiente...como les conté en Halifax, me volvió a pasar en Peggys Cove.

Por eso los refranes son sabios.....


Hoy lo pienso y valió la pena cada minuto de esas 12 horas en un bus que parecía el de los Simpson .

Para colmo de males, cuando llegamos al fin al Centro Turístico, ya se había ido el último bus al hotel. Empezamos a caminar. El Centro sólo era una construcción muy bonita en medio de un bosque, espeso y a esa hora un poco amenazante.

Yo me guiaba por una montaña que había frente al resort, pero , después de 15 minutos nos dimos cuenta de que caminábamos en círculos. Estaba oscureciendo rápido y en el Centro , ya no quedaba nadie...o eso creía.

Lo único que falta es que nos encontremos un oso y terminemos de cena, pensaba y empecé a preocuparme.

Plan A...encontrar el camino....Plan B romper un vidrio del Centro y atrincherarnos ahí hasta que amanezca y vuelvan los empleados. (Y PAGAR LOS DAÑOS, POR SUPUESTO)


La oscuridad avanzaba y el bosque ...hablaba, gruñía y todo lo que uno pudiera imaginar.

El Partner intentaba llamar al hotel con el celular, pero claro, no había señal.


La imagen del McKinley perdió importancia ante la idea inminente de convertirnos en comida.


Escuchamos unos ruidos...por suerte de humanos, mejor dicho humanas, que salían del Centro, las últimas, que se ofrecieron a pedirnos un transporte....una vieja camioneta sucia hasta lo imaginable, conducida por una mujer estilo Calamity Jones, que nos llevó al Hotel, y a la cual le pagamos con todo gusto.

En definitiva, zafamos de un encuentro casual que nos hubiera convertido en sandwich, pero me había quedado una espinita en el corazón.

Al día siguiente nos llevaron a otro resort, en el Monte McKinley. Y así terminó la aventura de Kantishna .


Desde el hotel del McKinley hice estas tomas.







Dónde está Dios?

No es lo que nos preguntamos todos?

Según Baruch Spinoza, Dios habita ahí ,en la gloria de la naturaleza.

Es cierto. Ahí está.





Uno de esos días , sin tener un plan, nos subimos a un bus de línea común que iba a Talkeetna.

Talkeetna comenzó en 1916 cuando el área fue elegida como sede de distrito para el Ferrocarril de Alaska.

Se abrió una oficina de correos, un aserradero, un puesto comercial, una tienda de puros y burros.

Hoy tiene alrededor de 800 habitantes y es un lugar donde practicar algunos deportes acuáticos.

Tiene un Museo interesante que visitamos ese día.



El Museo muestra cómo era la vida en ese tiempo.







Cuando estuvimos era el año 2016 , todavía estaba vivo el alcalde Stubbs , un gato, que portaba el título honorífico de Alcalde de Talkeetna desde 1997, ganado en una votación en la que los habitantes, decepcionados por los candidatos, nombraron a Stubbs como representante.

Lo que dicen las malas lenguas es que no hubo tal votación porque no estaba Talkeetna incorporada aún sino que fue denominada como Distrito Histórico, sin gobierno propio, así que nada de Alcalde.

Sin embargo Stubbs, llevaba el título con dignidad felina , dormía la siesta donde le acomodaba y era respetado por los ciudadanos, tanto que al año siguiente , cuando murió en 2017 después de 20 años de título, hubo un duelo con toda la pompa.


Talkeetna restituyó mi fé en el sentido del humor de la humanidad , tan dada a la seriedad y la incoherencia en partes iguales.


Y además me hizo un regalo inesperado, caminando por unos senderos llegamos a la orilla del río, donde tomé unas magníficas fotos del McKinley.







Volvimos al hotel a ver el atardecer y despedirnos finalmente de Alaska.




Y al día siguiente mientas volábamos, pensaba ...Alaska, el techo del mundo.






Dios fundido en la naturaleza.


El concepto y la comprensión de lo Divino entre la nieve, las montañas , los bosques.......y el sentido del humor.




Alaska 2016















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