Vancouver...un vals entre las montañas, los arboles y los osos.

Ya deje claro que estudiábamos, aprendíamos y nos divertiamos.

Cumpliamos todas reglas , las clases , rendiamos los examenes adelantábamos el aprendizaje.

Pero a mi, me daban ganas de bailar en medio de tanta naturaleza, tanto mar, y tanta buena onda.

La Escuela nos invito un dia a experimentar lo que se siente caminar sobre los arboles y desembarcamos en el North Vancouver, para vivir de primera mano el sentimiento de Tarzan en las lianas.

Capilano Bridge.

Un bosque inmenso de cedros , abedules, abetos y un montón de especies mas, un puente colgante sobre el Capilano River, a unos 70 metros de altura , hecho de cables de acero y cuerdas pero que se mece con el movimiento de las personas que lo atraviesan y hace que sientas lo que dimos en llamar..Piernas gelatinosas.

Discretamente nos agarrabamos de los costados...😱.

Este lugar fue conocido por los europeos a través de Joe Capilano, un Jefe Squamish muy relevante en su época, con una gran influencia dentro de las Naciones.

Todo la tierra pertenecía a una Reserva Nativa, los bosques. las tierras y el rio Capilano. Joe fue un gran defensor de los derechos de la s Naciones a las tierras, pero sobre todo de su derecho a pescar, a cazar y proveer a sus familias de alimento, a permanecer en sus creencias y continuar sus tradiciones.

Fue tan lejos en sus reclamos que la comunidad juntó dinero y Joe viajó a Inglaterra , a entrevistarse con el Rey Eduardo VII.

De esta reunión por supuesto apenas salió nada pero fue recibido con la consabida diplomacia inglesa y eso le dio un reconocimiento muy importante para su función de Jefe. De hecho...nada cambió, pero ese acto de presencia de Joe ante el Rey, habilitó posteriores acciones de sus seguidores a través de sus representantes del Parlamento.

Y esas acciones de reclamo son consensuadas por las ley .

En estos días, el Vaticano le ha restituido a Canadá, mas precisamente a las Naciones Inuit y Metis, unos artefactos que se habían llevado durante la colonización, incluido un Kayak de piel de foca inuit y que pasaron a formar parte de los Tesoros del Vaticano, lo mismo que paso en Egipto, Siria , Grecia y un montón de lugares .

Ha sido una celebración importante de reconciliación, comenzada por el Papa Francisco antes de su muerte, en su visita a Canadá , cuando pidió perdón en nombre de la Iglesia Católica por el genocidio llevado a cabo en contra de niños indígenas, con la excusa de evangelizarlos.

Heridas que no cierran.

Volviendo al Puente..

Más adelante , esas tierras fueron compradas por George Mackay, quien edificó una cabaña sobre el acantilado y comenzó a pensar en una forma de cruzar el río.

Con ayuda de otros construyó un primer puente , de madera y cuerdas, para cruzar el rio por arriba. Así empezó toda esta historia .

Recordaba esto mientras trataba de caminar con un poco de elegancia, con una mano me agarraba . con la otra trataba de documentar el momento y de borrar mi cara de....se mueveeee!!!

Una vez que uno cruza, surge un millón de pasarelas sobre las copas de los árboles, miradores, redes, y hasta una cliff walk vertiginosa.

Como sea, la experiencia fue fabulosa y nos pasamos la tarde subiendo bajando, sacando fotos y disfrutando.

Y hablando de Puentes Colgantes...

Montaña de Whistler, imposible si sufris de vértigo.

Aunque ...cruzamos valientemente y nos adentramos en el senderismo durante unas horas.

La relación con la naturaleza, el aire puro, la sensación de libertad , el ejercicio físico y la amistad se mezclaron con el verde azul de los arboles y la niebla blanquecina.

Éramos..un grupo de niños exploradores, un conjunto de adolescentes en rebeldía ,un puñado de adultos en stand by......éramos todos y ninguno.

Una mezcla de felicidad y libertad, de asombro y de liviandad, en tal caso, un grupo humano reivindicando su derecho a la vida, a la edad, a encontrar la motivación para seguir adelante y descubrir en la naturaleza la esencia mas pura de lo que llamamos Dios.

Vancouver te invita a bailar entre los arboles y las nubes,entre el aroma a pino y a tierra fresca.

El aprendizaje del idioma también incluye la comprensión del contexto, la cultura y el entorno de donde uno estudia.

Y Vancouver es un lugar generoso en sensaciones para aprehender.

El Parque Stanley es el relato arboreo de la historia de Vancouver.

El Parque es mas grande que el Central Park de Nueva York, se encuentra al norte de la ciudad y la rodea, así que tiene bosque y playas para disfrutar y un Acuario espectacular....al que no fuimos. La próxima....en septiembre!

Los habitantes son friendly, y si les das unas nueces te aman.

Dimos toda la vuelta, pasamos el faro y volvimos al puerto.

Agotadas y contentas.

La despedida de Vancouver fue mas dolorosa de lo que pensamos, nos llevábamos muchos regalos, la amistad tan linda con los demás componentes del grupo , la intima convivencia con todos, el afecto que nos demostraba el Staff de la Escuela, nuestra amistad con el profesor,el haber adquirido un poco mas de fluidez para hablar, o expresarnos.

Pero lo mejor fue esta experiencia de vida.

Era mi segunda vez en Vancouver, la primera con Simon.

El aire venia mezclado de alegría, nostalgia , emociones que repentinamente nos asaltaban como ladronas de la discreción y las buenas costumbres.

Mi ultimo dia en Vancouver coronó tres semanas de bienestar fisico y animico, y de innumerables y florecientes sensaciones.

La primer cosa que cosa que hice , fue concretar una idea del día anterior, dar una vuelta en hidroavión.

Allí fuimos con Susana y Cris. tres aventureras en ciernes....

-Isa, esto es seguro?-pregunto tímidamente Susana., cuando vio el avioncito de juguete estacionado sobre el agua-

-Mira, si no lo es al menos hemos disfrutado de esta vida!-

En realidad, después del momento en el que había que embocar el pie en la escalerita, cosa que ya tenía lo suyo, y ademas ella con el pie con una esguince que cuando llegamos a Buenos Aires se convirtio fractura de peroné y le costó cuatro semanas de yeso, otras cuatro de bota sin apoyar .

Como decía, después de embocar el pie en el cañito del escalón , y sentarnos dentro, todo estuvo bien.

El vuelo fue espectacular sobre Vancouver y las islas y desembarcamos sanas y salvas en el Harbour.

Con la adrenalina a tope y la felicidad en las caras.

Y después , yo tenía mi propio plan, irme sola a Grouse Mountain, a disfrutar del silencio y los senderos y a la reserva de los osos.

Uno pardo y otro grizzli, dos huérfanos que rescataron , andaban solos y perdidos.

Quería despedirme de Vancouver a lo grande, darme tiempo para mirar, oler, sentir y pensar en todo lo vivido, practicar el aqui y ahora para generar recuerdos de todo lo vivido.

Un shuttle gratuito te lleva hasta el pie de la montaña, y con la góndola uno sube .

Caminar sin rumbo por los senderos, descubriendo las tallas en madera que muestran a los leñadores, dejar que la vida me lleve adonde sea, usar los cinco sentidos y grabar en la memoria el color , el olor a tierra fresca y verde, el sonido de las ramitas secas cuando se quiebran bajo los pies... y estaba asi. meditando, etérea..cuando l a vi. Ahí , la reserva, así que la meditación se me fue al tacho y camine hasta la baranda .

La gente miraba al bosque pero no se veía nada.

Un par de guardaparques hablaban con algunos. Un niño preguntó si aparecían o no los osos.

El guarda , muy serio, le dijo si, a las cinco y quince bajan.

Pense, la famosa bromita de los osos para los turistas.

Pues que miraba e lreloj para ver la hora y me reia de mi inocencia, pero a las cinco y cuarto en PUNTO.........

Tea time!

Un magnifico animal, imponente, lindo, majestuoso.

Me quede como una hora perdida en sus movimientos, ni miraba a la gente, el comía, se bañaba, estaba en su territorio, nosotros ni contábamos.

Cada cual a su juego volví por el sendero llenando los pulmones de aire puro, la mente de imágenes y el corazón de agradecimiento a Vancouver y a la vida que, como una de esas espumas que sellan las roturas de los caños , restaura las heridas, las incertidumbres y las decepciones que juntamos en tantos años y nos da un respiro.

Pero como todo lo que vale la pena tiene una segunda parte, volveremos a buscarla.

Vancouver, 2025.