La otra tarde el Partner y la aquí escribiente vimos la película Dunquerque, la nueva .
Una versión bastante descarnada donde los héroes y los cobardes mostraban ...su lado más humano.
El cobarde se convertía en héroe ..y el que se creía un héroe..en villano.
Empecé a sentir que la historia me conmovía más de lo esperado y a medida que avanzaba más triste me sentía.
Después de terminar nos quedamos en silencio, de la mano, casi sin palabras.
¿Motivo ?
Cada vez que me pasa algo pongo en práctica la técnica del reseteo....busco en mi interior lo que está molestando y lo llevo a nivel consciente.
Y la búsqueda dió resultado.
Nada tenía que ver el tema bélico ya que películas de guerra vimos en cantidades astronómicas. Y de todo tipo.
Pero buceando en el interior encontré lo que me ponía tan triste, una frase del discurso de Churchill que dice más o menos...defenderemos nuestro hogar , cada casa, cada pueblo , cada playa hasta dar la vida y asegurar la paz en nuestras tierras y en el Viejo Mundo.
Ahí estaba.
Lo que me resonaba tanto y tan mal era lo actual de ese discurso, tan candente y tan terrible.
¿Es que estamos otra vez en las puertas de un horror semejante?
Pareciera que nada del pasado es pasado, todo el pasado es presente, y si tenemos una mínima idea de seguridad o de orden ese pasado-presente se encarga de destruirla.
Cuando estuvimos en los Países Bálticos conocimos a mucha gente que nos contó fragmentos de la historia, nos contó los horrores de la invasión rusa-germana-y rusa nuevamente.
Era el año 2012 y Tallin estaba de fiesta porque habían logrado su independencia en 1991.
Hay algo que enamora de los Bálticos, su resistencia , su amor por la vida y el orgullo por su Patria .
Son países chicos ,con un soplido el lobo puede derribarlos como en el cuento de los tres cerditos y ellos lo saben.
De ahí que cada minuto en libertad sea tan preciado y se festeje como único.
Este fue uno de los primeros post de este blog:
Si te gustó la película Casablanca...esto te va a gustar
El júbilo y la alegría que te invaden cuando llegás a Tallin, Estonia, te llama la atención.
Qué pasa por acá? Te preguntas . Todos contentos, sonrientes y amables.
Y cuando uno se mete en la historia te das cuenta porqué. Es una historia de resistencia y resiliencia también.
El pueblo Estonio tiene una pasión …el canto. Desde el siglo XIX vienen celebrando, riendo y llorando a través del canto y eso se sucede generación tras generación.
Su propia historia tiene que ver con grandes períodos de ocupación rusa primero, alemana después y otra vez rusa al finalizar la segunda guerra.
Muchos perdieron sus casas, sus familias, su vida.
Muchos resistían en los bosques, camuflados como árboles, o viviendo dentro de agujeros que cavaban en la tierra.
Sin comida y convertidos en exiliados en su propia tierra ….resistieron hasta que mataron al último de ellos.
Una persecución sin final , un dominio brutal y falto de sentido.
Un país despojado de sus bienes, de su gente, perseguidos y encarcelados.
La ultima invasión rusa fue feroz, intentaron someter lo poco que les quedaba, no tenían nada más que el orgullo de ser estonios, su cultura y costumbres.
Pero no lo consiguieron.
Si les gustó la escena de Casablanca en el bar lleno de alemanes, cuando los franceses se levantan y cantan la Marsellesa…esto les va a gustar también ..y a emocionar.
A través de los años se celebraban festivales de canto, era la principal actividad cultural del pueblo.
“Con la ocupación soviética de Estonia tras la Segunda Guerra Mundial, Stalin vio en las aglomeraciones del Festival de la canción un caldo de cultivo perfecto para la propaganda, y en 1947 se celebró en Tallin el primer Laulupidu bajo dominio ruso. “Las autoridades soviéticas habían cambiado el repertorio y habían introducido cada vez más himnos de propaganda. Incluso pusieron coros de soldados soviéticos para cantar sus propias canciones”, afirma Maris Hellrand.
Pero todo dio un giro en el festival de 1969.
Al acabar el evento, el coro empezó a entonar de forma espontánea el tema patriótico en letra estonia: ‘Mu isamaa on minu arm’ (mi patria es mi amor) apoyado por la multitud. Los autoridades soviéticas, sentadas en primera fila, le ordenaron a la banda militar que acallara el canto, pero no fue posible. Tras unos momentos de duda, el director decidió subir al escenario para dirigir la orquesta.
“Tuvo que ser un momento muy fuerte”, opina Hellrand , “hasta para el régimen más autoritario tiene que ser difícil justificar el hecho de disparar a 20.000 personas que están cantando. De alguna manera, fue un límite que no pudieron cruzar”
(Esta escena también me recuerda a la del capitán Von Trapp y su familia cuando cantaron en un teatro lleno de nazis y los austríacos se animaron a cantar su himno patrio)
A partir de ese momento en cada festival o en cada acto Ruso, al final los grupos se quedaban cantando sus canciones patrióticas, seguían practicando en la clandestinidad , convirtieron la pasión por el canto en su mejor arma.
En 1991 se declararon independientes, sin derramar una gota de sangre.
Cuando estás allá sentís esa alegría y ese júbilo contagioso y una emoción tremenda.
Hoy se recuerda así la Revolución Cantada, como la llaman.
El último Festival fue en 2019, el próximo en 2024.
Me gustaría volver en esa fecha para ser parte de esa historia,
caminar por las calles medievales , comer los cartuchos de nueces calientes confitadas mientras pienso.....
que a veces el amor puede más que el odio.
Que la pasión puede más que la fuerza.
Este post fue escrito en 2020, cuando no había nubes negras sobrevolando Europa.
Y hoy cuando lo leo se me encoge el corazón de pensar en lo que deben estar sintiendo los estonios, letones, lituanos, daneses, finlandesdes y por supuesto los ucranianos.
A veces ..la esperanza no basta, los tiempos se aceleran y la nubes de incertidumbre tapan la luz.
Esperemos que sólo sea eso...unas nubes que tapan la luz ..antes de que el sol las haga jirones.
Isabel