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seniors por el mundo india nepal

Ni vencedores ni vencidos....sólo personas. Dubrovnik....pero también Kotor.

Actualizado: 25 jul 2021

Croacia, la Perla del Adriático. Así la llaman.

Al desembarcar, sólo te das cuenta de la luz, y los colores verdeazulados del mar en calma. Un regocijo para la vista....y descubrís Dubrovnik y su centro histórico, tan blanco con sus tejados rojizos y anaranjados.





El primer encuentro con su realidad lo tuvimos apenas bajar del ferry. Una rubia alta y bonita se nos acercó y en inglés nos preguntó si necesitábamos un auto hasta el hotel.

Nosotros de croata no entendemos ni media palabra, y en el desconcierto de la llegada y la aduana le dijimos que sí.

Nos llevó afuera y nos presentó a su madre, una señora rusa grandota y entusiasta, que como pudimos comprobar unos minutos después ..ni una palabra en inglés y nosotros ni una en ruso.

Fuimos introducidos en un pequeño auto y le mostramos la dirección escrita.

Ahí comenzó una loca carrera arriba y abajo...porque la ciudad se edifica en la ladera de la montaña ...y la mujer hablaba en ruso a los gritos, parecía no encontrar el lugar...arriba y abajo en una sucesión de giros peligrosos y sólo le entendíamos una palabra...Catástrofa! catástrofa!!!

Los dos mudos y agarraditos de la mano dudamos seriamente de arribar vivos a destino....pero gracias a no sé que fuerzas del orden universal llegamos.

Sin entender demasiado bien lo que había pasado recibimos un rapapolvo fenomenal y extrañamente virulento de la joven que nos alquilaba el lugar , que nos explicó que ese auto no estaba habilitado y que esos extranjeros le sacaban el trabajo a los nativos del país.( La eterna lucha por la supervivencia)


Croacia es desde todo punto de vista un lugar maravilloso para descubrir, con infinitas posibilidades turísticas, agrícolas a desarrollar, y unos paisajes.......


Esta vista disfrutábamos desde el balcón de el departamento, que estaba dentro de una casa familiar.


Fue una experiencia muy interesante que comenzó a armar el panorama en mi cabeza.

La calidez de la gente, lo instintivo, lo que aún está sin pulir te lo ofrecen sin restricciones.

La madre de toda esa familia, una señora mayor, no hablaba una sola palabra en inglés, yo de croata ...nada.

Pero todas las tardes me acercaba a la cocina , a pedirle algo, agua caliente, cubiertos...cualquier cosa...y por gestos siempre nos entendíamos.

Y cuando nos fuimos, ella se acercó y me dió un abrazo tan cariñoso....como si despidiera a alguien de su familia, al que respondí de igual forma y todavía hoy recuerdo agradecida.

Y de eso hablaba, de una rusticidad auténtica que te conmueve.


El casco histórico es precioso, aunque ha sufrido muchísimos daños en la guerra por los bombardeos, está restaurado y nos propone su mejor versión.

Lo visitamos un día de mercado, en donde ofrecen sus productos y sus cantos...fue como un regalo extra .


Pero siempre subyacía una sensación extraña.








La ciudadela amurallada de Dubrovnik que ahora hace las delicias de los visitantes se levanta sobre esa isla de Laus, hoy conectada al continente por un tómbolo.


En ella, aquellos romanos tardíos construyeron una fortaleza a la que bautizaron como Rausium, topónimo del que derivaría el futuro nombre de la ciudad: Ragusa.

Cabe decir que la actual denominación de Dubrovnik proviene a su vez de la palabra eslava Dubrava, que significa «bosque de robles» debido a la abundancia de estos árboles en esta zona del litoral.


A mediados del siglo IX la nueva ciudad acabaría cayendo bajo la órbita de Bizancio, el Imperio Romano de Oriente, que brindó a sus habitantes la protección que reclamaban ante las incursiones por mar de los árabes y las correrías de los bárbaros que asolaban la región de Illiria, que entonces comprendía entonces toda la costa oriental del mar Adriático. Ese dominio duró cerca de cuatro siglos en los que la comunidad ragusina gozó de una libertad e independencia que la llevó a convertirse en uno de los puertos más prósperos del Adriático.


Sin embargo, la historia de Croacia tuvo períodos oscuros y dolorosos.

La guerra de los Balcanes, con su infinita crueldad para los pueblos involucrados ,en la que los poderosos cebaron sus ambiciones, fue el último episodio..

Profundizaron las diferentes características étnicas y religiosas y aprovecharon esas particularidades para traer odios del pasado y cosechar poderes.

Y eso era lo que yo sentía en esos momentos....las heridas abiertas y aún sangrantes de la guerra de los 90, el resentimiento entre naciones vecinas, y la lucha por una supervivencia que todavía les cuesta.

Esa rusticidad que los envuelve es , finalmente , muestra de un pueblo que quiere ir adelante , vendadas sus heridas pero no curadas , que mira por encima del hombro para ver si algún indicio de ataque está latente.

Heridas frescas provocadas por la sinrazón de algunos.

Batallas en donde no hay vencedores ni vencidos, sólo sufrimiento, dolor y destrucción.


Dubrovnik tiene tesoros escondidos dentro de su casco que el foráneo no tarda en descubrir, pero sobre todo , hay que fijarse en las preciosas molduras que sostienen sus columnas, o sus pequeñas fuentes, los claustros y la farmacia más antigua del mundo.







Un día cruzamos a Montenegro.



Y nos encontramos con paisajes hermosísimos y el mismo mar verde y azul.


Sveti Stefan , en Budva

Budva es como la niña rica de Montenegro.

Muchos complejos hoteleros, puertos repletos de yates millonarios en sus amarres.

Pasamos por Perast para maravillarnos de estas vistas



Iglesia Nuestra Señora de la Roca



Y de allí a Kotor.


Kotor

En la costa fue por siglos tierra veneciana, la Albania veneciana la llamaban en esa época para diferenciarla de la Albania turca que se iniciaba en las cercanías del lago Skadar (o Skodra). La presencia veneciana se puede sentir a cada paso, en la arquitectura de sus ciudades amuralladas y en los leones alados tallados en la piedra, pero a diferencia de Croacia, la religión mayoritaria en este país es el cristianismo ortodoxo. Sin dudas Kotor es uno de los pueblos con encanto de Europa.








En Kotor , hubo un episodio llamativo ..nuestra guía croata, que hablaba perfectamente el español por estar casada con un Marplatense!..se negó rotundamente a entrar a una Iglesia Ortodoxa con nosotros. Nos explicó que nunca entraba allí.

Naciones hermanas, tres religiones distintas.


Otra vez la etnia, la religión y el resentimiento.


Era una mujer muy joven , pero que no lograba superar la guerra.

Su memoria de los bombardeos, las pérdidas y el dolor le marcaban claramente un límite.

Y sus lindas facciones se ensombrecían.

Heridas a flor de piel.


Kotor es una bahía preciosa. Y muchos suben a una montaña para verla desde arriba.



Y yo no quería ser menos.





Se sube por una caminito y escalones muy altos de piedra y tierra, muy distintos uno de otro y a diferentes alturas...llegué resoplando como una locomotora a vapor.

Aproximadamente a mitad de la montaña hay una capillita chiquita. Pregunté el nombre, Santa María de la Salud .




Y entré.

Y cuando estaba ahí......pensé cuánta gente habría peregrinado hasta ella para pedir la salud para los heridos, el descanso para sus muertos y la paz para los vivos.




Las vistas son preciosas, la tranquilidad impresiona......y las súplicas que quedan en el aire suspendidas, impregnan las paredes de una sensación rara, la de un diálogo de sordos con un Dios que parece demasiado lejano.








Croacia, Montenegro, Eslovenia.. son destinos turísticos de moda.

Llegar hasta ellos es una aventura sin duda y un placer para los sentidos.


Uno va saltando por el mundo y aprende en cada salto historia, geografía, antropología.

Pero la historia es la que es....y parece que sólo la aprendemos los que no tenemos ningún poder de decisión.


Porque los poderosos del mundo siguen liderando odios y guerras y , como pudimos ver y comprobar hasta el hartazgo...en las guerras no hay vencedores ni vencidos, sólo rehenes.









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