Chenonceau, Valle del Loire.
No en vano es llamado el Castillo de las Damas, ya que su historia la escribieron varias de ellas, en distintas épocas y con diferentes causas.
Llegamos a Chenonceau un día nublado de octubre en medio de unos paisajes de maravilla.
La historia de hoy tiene que ver con el amor, con los distintos tipos de amores que rodearon los jardines y las paredes del Castillo, uno de los más lindos de toda Francia.
Amores terrenales
Francia en 1526 , Francisco I es derrotado por Carlos V , y hecho prisionero. Para recuperar su libertad se le exige que entregue a sus dos hijos como rehenes.
Francisco y Enrique, dos niños asustados esperan el carruaje que los llevará al exilio...sin nadie que los despidiera. De pronto una joven mujer de piel blanquísima y cabello rubio se acerca al pequeño Enrique, lo abraza y le da un beso en la frente.
Cupido..tira la primera flecha, el niño crece y vuelve a Francia con un sólo objetivo....Diana de Poitiers.
Como todos saben Francia en esa época era todo..a ver quién tiene la Corona más grande....y te derroto aquí y te saco tus tierras, y te las devuelvo y seamos aliados...en definitiva..un hartazgo .
Diana había sido entregada en matrimonio a los 15 años a Louis de Brezé, un hombre de casi 40 años más que ella.
En 1530 muere el marido de Diana, y al mismo tiempo. el niño ya no era niño y estaba a punto de ser el Rey de Francia.
Diana era una mujer de la Corte,y como si fuera poco, tenía veintisiete años más que Enrique...una mujer madura, imposible por más caprichos que hagas ....de manera que finalmente lo casan con Catalina de Medici, que según los de la época no era hermosa y era bastante pérfida,pero de su edad.
Pero tanto va el cántaro a la fuente...que al final, se hacen amantes, ella , una mujer madura y él con un nivel hormonal considerable, que no reparaba en gastos y vestía su palacio con retratos y esculturas de su Venus, le consultaba en todas las decisiones de gobierno y no actuaba sin su consejo.
A todo esto, Catalina .....hervía de furia homicida y estaba hasta la gorra de la tal viuda, aunque , las malas lenguas dicen que Diana la instruyó para que pudiera darle hijos al monarca.
Enrique II le regala joyas, obras de arte, tierras, y...... el Castillo de Chenonceau.
Y uno se los imagina paseando por la arboleda y los jardines del Castillo.
Ella, como contrapartida, le regala toda su sabiduría amatoria, que al parecer era mucha, y ese cuerpo admirado, ese cutis blanquísimo y perlado que era la admiración de toda la Corte.
Ejercía una influencia poderosa sobre el Rey, tanto que Rabelais decía esta frase:
“¡El Rey ha colgado las campanas del cuello de su mula!”.
Estos eran los aposentos de la amante del Rey.
Tapices flamencos decorando las paredes.
Mientras tanto, Catalina paría un hijo tras otro y juraba vengarse. Y en esa época, en la que los sicarios usaban cuchillos, dagas , espadas, mazas, imaginaba toda clase de torturas, pero él, nada, que no la dejo y te aguantas.
Diana fue una de las que dieron vida y elegancia al Castillo, obras de arte y estilo.
Y éstos, los jardines que mandó a construir.
Lo cierto es que nunca se separaron.
El Rey fue herido en un torneo, una lanza le atravesó el ojo y murió después de unos días de agonía.
A Diana , le negaron la entrada a palacio, no hubo despedida.
Y cuando todavía no se había enfriado el cuerpo del Rey enamorado...Catalina le exigió la devolución de todos sus regalos, incluído el Castillo.
Diana se recluyó en un palacio menor, y estuvo retirada hasta su muerte.
Cuando ocurrió, tenía 67 años, y estaba tan impecable y tersa como antes.
Durante la Revolución Francesa, unos vándalos profanaron su tumba, y sus restos fueron arrojados a una fosa común hasta que en 1960 unos científicos demostraron que los restos hallados en esa fosa pertenecían auténticamente a Diana de Poitiers, amante Real.
Y con ello , también descubrieron que el secreto de su belleza residía en un elixir que tomaba para permanecer joven, un compuesto de oro líquido, que la envenenó de a poco.
Todavía...la fuente de la juventud no ha sido descubierta.
Y..¿qué sería de este mundo sin amor, sin calidez ni caricias?
Amores leales
Y volvemos a encontrar a la villana, Catalina de Medicis, ya liberada del Rey, pero preocupada por el destino de su hijo, Enrique III , heredero al trono.
Que por esas casualidades de la genética, estaba absolutamente obsesionado con María de Cleves, una mujer rubia angelical, pero casada con otro medio pariente, y no le daba la más mínima atención.
Enrique rodaba por ahí desparramando sus penas de amor, y Catalina dale que dale, pero qué habré hecho yo para merecer esto... y que éste sale igual que el padre...
el tiempo pasaba y todas las candidatas eran rechazadas.
Pues que en camino a hacerse cargo de su función como Rey de Polonia y Lituania , conoce de refilón a una jovencísima Louise de Lorraine -Vadeaumont, rubia y angelical, además de inteligente y educada.
Louise había perdido a su madre al año de vida, y a sus hermanos poco después .
El Padre volvió a casarse y la madrastra se ocupó de ella con cariño, la educó y la presentó en la Corte a los diez años.
Sin embargo, la madrastra también muere joven y el padre se casa por tercera vez , con una mujer que le da dos hijas más.
A partir de allí, la relegan a un ala del Castillo, le quitan los privilegios y su herencia . Igual que la madrastra de la Cenicienta.
Y a partir de la muerte de María de Cleves, el asunto se precipita.
No es de extrañar que cuando el futuro Rey manda sus emisarios para pedir su mano, Louise sienta que su vida cambiará y se enamora perdidamente de Enrique.
Pero no fue como el cuento.
Al principio fue un cuento de hadas, Enrique quiso preparala para la boda, le supervisó el traje, los accesorios y dicen que hasta el peinado se lo hizo él con sus propias manos, y que la boda planeada al mediodía , se realizó de noche porque el sujeto no terminaba de retocarla......y de hacerla como Maria de Cleves.
El otro tema es que Catalina, suegra de los demonios, no la dejaba acercase a él casi, no la tomaban en cuenta para nada y poco después, él perdió todo interés en ella, salvo para las recepciones y funciones sociales, ya que ella se había ganado el afecto y reconocimiento de la Corte , por su belleza y su bondad.
No tuvieron hijos,
Louise toleró todo con sencillez y gracia.
Durante la guerra de las religiones( qué novedad, cristianos contra protestantes, hugonotes contra todos los demás, y contra el absolutismo real) un fraile dominico lo apuñala y al día siguiente muere.
Louise se aísla en Chenonceau, se retira del mundo y la llaman la Reina Blanca, que era el color del luto.
Ocupa solamente dos habitaciones del Castillo, a las que hace pintar de gris y plata.
Estas habitaciones realmente me transmitieron tristeza , casi podía ver a Louise llorando la muerte de su amor.
Casi en la sombra , el retrato de Enrique es lo único que adorna la estancia.
Y apenas este ramo de flores, a los pies de la cama, recuerdan a la que un día fue Reina de Francia.
Un amor leal hasta le muerte.
Louise terminó sus días en un convento y permanece allí.
Y damos un salto en la historia, en esa línea del tiempo tan mínima y vamos al siglo de las luces!
Amores Ilustrados
Louise era hija natural de Samuel Bernard , un banquero muy importante, y de Manon, su amante...que era actriz.
Como todos saben que en esa época la prolijidad no era un asunto crucial, y ...después lo arreglamos era la premisa del momento.
Así que , todos contra todos y de papeles..una flojedad increíble.
El caso es que esta Manon se casa legalmente con Louis-Guillaume de Fontaine, quien encantado adopta a las tres hijas naturales de Manon.
Ellas reciben una educación de excelencia, pero siempre las decisiones las tomaba Bernard, su padre natural.
Y aquí el meollo de la cuestión...las mujeres debían obedecer sin chistar la autoridad del padre y del marido, de manera que estaban condenadas a la sumisión.
Para reforzar esta condición, fue educada en un convento .
Louise comenzó a brillar con luz propia y era conocida por su inteligencia , su bondad y belleza.
Sin embargo, así como dicen que Eva pervirtió a Adán con la manzana del conocimiento, la ilustración en algunos casos pervertía también la idea de obediencia absoluta.
Imagino que Bernard, vió que se le venía la noche con esta joven que empezaba a despuntar y la casó con un aburrido recaudador de impuestos,Claude Dupin, cuarentón y viudo , con un hijo de siete años.
Louise tenía dieciseis.
Claude, con la ayuda de los contactos de su suegro , va ascendiendo y comprando cargos. Su porvenir económico era brillante. Adquiere el Castillo de Chenonceau y el título de noble.
Nace de los dos su único hijo Jacques-Armand ...¿y Louise? me preguntaba...Ella se convirtió en una salonniére, que en lenguaje castizo viene a ser como una mujer ilustrada que reúne a otros artistas, pensadores y filósofos, escritores ...y que con exquisita presencia hace su santa voluntad...sin que se note.
Llena el Castillo con obras de arte y destina unos salones a funcionar como un teatro, brilla con una luz propia que enloquecía a muchos.
Voltaire decía de ella que era la diosa de la belleza y de la música.
Pero , ciertamente nunca abandonó la lucha por la igualdad de oportunidades, para que la mujer pudiera disponer de sus bienes por ejemplo, porque era el padre o el marido los que manejaban sus herencias, y si no obedecían a la horca o al convento.
Sus reuniones tenian la presencia de figuras como Rousseau, Montesquieu, Voltaire.
Rousseau parece que cayó enfermo de amor...y malinterpretó alguna actitud de Louise , y se mandó como un tren, fue rechazado con desprecio, lo cual lo avergonzó convenientemente. Pero ella , que no era infiel, y tampoco rencorosa, al tiempo lo perdonó y lo nombró tutor de su hijo.
No sólo los reunía, escribía obras en las que opinaba sobre la igualdad y la libertad de las mujeres.
Hermoso Chenonceau.
En definitiva...de sumisión , nada, una mujer inteligente que supo manejar su tiempo con nobleza y determinación, convirtiendo su desventaja en oportunidad.
Y volvemos a saltar en esa minúscula línea del tiempo.....hasta el Siglo XX
Amor al prójimo
Chenonceau pasa por diferentes propietarios hasta llegar a las manos de Gastón Menier.
Un fabricante de chocolates, exitoso y millonario, que compra el Castillo .
Se desata el infierno de la Primera Guerra Mundial.
Todo es destrucción y horror.
Menier convierte su Castillo en un hospital de campaña, pero de lujo, ciertamente.
Este gran pasillo que está sobre los Arcos es transformado en
en una sala que contaba con calefacción
y en donde instalan un equipo de radiología.
Menier se hizo cargo de todo y financió íntegramente el proyecto: el salario de los médicos y del personal de enfermería corrió por cuenta del Estado, pero él pagó los gastos de las vituallas y los equipos. Al respecto, escribió: “El conjunto del personal, los heridos, los enfermeros, los médicos, etc., sumaba con frecuencia 400 personas y nunca quise que me indicaran a cuánto ascendían los gastos”
Además, un fonógrafo pasaba música en los jardines, donde los soldados que estaban en condiciones paseaban, o los demás, desde sus camas, como pasatiempo podían lanzar una línea de pesca directamente en el Cher. En cuanto a la instalación eléctrica, esta cubría todas las necesidades del castillo y de la sala de operaciones en la planta baja, inclusive las lámparas operatorias y el aparato radiográfico, ya que el castillo de Chenonceau fue uno de los primeros gabinetes radiológicos de Francia.
Simone Menier, la nuera del propietario del Castillo, se pone al frente de la organización hospitalaria.
Tenía la profesión de enfermera.
Trabajan incansablemente hasta fines de 1918.
Durante la Segunda Guerra, el Castillo sirvió de vía de escape a muchos, ya que por ese pasillo podían cruzar del lado de la Francia ocupada a la Francia libr, fue bombardeado por los nazis .
Simone actuó vivamente en la Resistencia francesa.
Murió en 1972.
Cuatro mujeres, cuatro formas de amor .
Chenonceau , el Castillo de las Damas.
Me detuve un ratito a mirar a través del ventanal, era un día mayormente nublado, pero la historia brillaba con luz propia.
En sus paredes había música, susurros, ideas, batallas, emociones, sacrificios, celos y envidias...todo tipo de sentimientos.
Cuatro historias de amor diferentes, de causas diferentes, pasionales, honorables, inteligentes o dedicadas estaban escritas dentro de sus muros.
¿Será que el amor queda impregnado en los ambientes más allá del tiempo, más allá de las reformas o los olvidos?
Me gustaría pensar que sí.
Que el amor, en todas su formas, queda flotando en el aire para que otros se cobijen en él.
Busqué al Partner con la mirada y fui hasta donde estaba , y me apretujé un poquito para sentir calor, porque , como siempre digo, hoy es hoy, estamos vivos , tenemos amor.....es todo lo que necesito.
Este es hoy Chenonceau......
Foto que saqué de internet obviamente.
Valle del Loire, Francia, 2015
Espectacular lectura para sacarnos de estos tiempos tormentosos
Muy detalladas las historias en Chenonceau, el Castillo de las Damas,de mucho Amor .relatadas y fotografiadas por mi Partner recordando nuestra visita.