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seniors por el mundo india nepal

Un chapuzón en Bondi Beach....

El 2019 fue el año que descubrimos Australia y Nueva Zelanda con la misma pasión y asombro que Colón cuando descubrió América.

Una tierra tan nueva...tan salvaje y tan fresca.

Pero tan civilizada y aggiornada al imperio británico.


Ibamos tratando de rascar la superficie tan inglesa para descubrir qué había debajo.

Y como esos diseños australianos de puntitos que forman figuras o las miguitas que dejaba Pulgarcito, mendigábamos historia, cultura y lo que pudiéramos adivinar.



Estábamos al final de la estadía en aquellos lugares, habíamos explorado el norte con la barrera de Coral, nos habíamos devorado Sidney completamente y paseado nuestra curiosidad por el Museo de la Inmigración y las galerías de arte de Melbourne, por no hablar de las Montañas Azules o la Gran Ruta del Océano.

Habíamos congeniado con canguros y koalas, admirado fauna y flora con dedicación casi profesional.


Y, ya casi en el estribo , el día antes de partir de regreso desde Sidney, exploté...¡No me voy de acá sin ver Bondi Beach!


De manera que una mañana soleada y cálida...zapatillas y pantalón corto, mochila

y bus de línea , partimos a conocer la playa más famosa del mundo del surf.

El Partner..menos entusiasmado y más calmo, siempre de pantalón largo y perfectamente impecable iba con cara de ..¿Me vas a llevar a la playa en serio?


Pues ahí bajamos, en una avenida con palmeras y edificios perfectos, casi todos son hoteles.


Alguien dijo parecido a Miami, pero no conozco

Miami.






Edificios Vintage, murales espectaculares y playa conviven entre sí en un marco que hace de este lugar un punto interesante de observación.


Bondi viene del vocablo aborigen Boondi que significa el ruido que hace el mar al romper sobre las rocas.

Una pequeña huella entre tanto escenario british.




En 1882 fue convertida en una playa pública, con prohibición de bañarse o mostrar partes del cuerpo. Epoca victoriana a full en el Imperio.


Para 1902 ya existía el clamor para levantar la prohibición y se cuenta que, el dueño de un periódico local, William Gocher ,desafió a la policía a detenerlo, cosa que las fuerzas del orden hicieron al tercer chapuzón del hombre , pero no se presentaron cargos.


Dicha conducta derivó en un relajamiento de las disposiciones y la gente comenzó a


bañarse....aunque del tobillo al cuello....todo tapadito y sin chistar.


A medida que iba en aumento de bañistas también aumentaban los peligros .

Varios surfistas voluntarios empezaron a salvar a los que se veían en un apuro en aquel entorno nuevo.

En 1903, se fundó el Bronte Surf Lifesaving Club, “el primero del mundo”, seguido por el de Bondi Surf Bathers’ Life Saving Club, en 1907.


Los australianos tienen una relación muy íntima y personal con el mar y los deportes acuáticos.

Hoy en día existen 300 clubes de salvamento, 160000 personas que patrullan las costas y salvan a los incautos de las corrientes traicioneras, las mordidas de tiburones y las picaduras de las cubomedusas.

De hecho, para evitar el contacto mortal con las cubomedusas usaban medias, que después derivaron en los trajes de lycra actuales.



Imagínense un domingo de verano, más de 30000 personas en la playa.

Un domingo Negro.


El domingo 6 de febrero de 1938 apareció un típico día de verano en Bondi Beach. La multitud de 35.000 personas disfrutó del oleaje y la arena, y las olas rompían uniformemente a unos 100 pies de la costa. Las banderas de la zona de baño se colocaron casi directamente frente al Pabellón Bondi, a unos 80 metros de distancia. Los salvavidas se preguntaban cómo encontrarían espacio en la playa congestionada para sus eventos semanales de competencia de surf. A eso de las 15.00 h. dos patrullas de servicio cambiaban de turno en el club de surf Bondi y unos 60 miembros del club se mezclaban esperando la competencia. ¡Las carreras nunca fueron disputadas!


De repente, tres tremendas olas llegaron a la playa en una sucesión tan rápida que el agua no pudo retroceder. Cuando se produjo una pausa suficiente en el ciclo de las olas, el retroceso masivo fue fenomenal. Los nadadores fueron arrastrados a un canal profundo y mar adentro. Hubo un pánico instantáneo. Hombres, mujeres y niños luchando por su vida. Fue la histeria colectiva en su peor momento. En el frenesí gritaron, chillaron, lloraron, rogaron y rezaron. Agarraron, arañaron y lucharon.


En la playa se hizo un silencio atónito pero efímero. Los salvavidas entraron en acción, manejando los siete carretes que ya estaban en la playa y agarrando flotadores de goma, tablas de surf y esquís, o nadando en la confusión sin cinturones y solo su habilidad para surfear para ayudarlos. El pánico también se apoderó de aquellos familiares y amigos en la playa. La policía local convocada apresuradamente no pudo hacer frente y pidió refuerzos, médicos y ambulancias. La casa club de surf comenzó a parecerse a la sala de emergencias de un hospital cuando trajeron a los rescatados. Unos 30 fueron resucitados en la playa, mientras que otros fueron trasladados de urgencia al hospital. Un médico estadounidense visitante, Marshall W. Dyer, dijo: "Nunca he visto y nunca espero volver a ver, un trabajo tan magnífico como el que realizaron esos salvavidas".


Después de unos 30 largos y angustiosos minutos, el agua se aclaró. Era hora de calcular el costo. Aproximadamente 250 bañistas requirieron asistencia; 150 fueron rescatados ilesos; 60 sufrían de inmersión; 35 fueron rescatados inconscientes y revividos; y cinco personas fallecieron Bernard F. Byrne, Ronald D. McGregor, Charles L. Sauer, conocido como Sweet, Michael Kennedy, conocido como Taylor, y Leslie R. Potter. Cincuenta años después de estos trágicos pero heroicos hechos, los recordamos tanto como a aquellos valientes salvadores. En palabras del forense, Sr. Oram, "su trabajo es voluntario y es un trabajo maravilloso el que hacen".


Publicado por Waverley Library a partir de fuentes dentro de la Colección de Historia Local.


Impresionante relato.

Pone de relieve el coraje y el valor de los guardianes de estas playas.










Estaba disfrutando tanto que me daban ganas de agarrar una tabla y largarme...sólo que no tenía tabla...ni traje de baño y el tema de las medusas me daba un poco de ...respeto.




Hace poco, un dron captó el momento en que unos nadadores retozaban cerca de un cardumen de salmones, y nadaron casi una hora en compañía de tiburones...sin darse cuenta.

Dicen los biólogos que si el tiburón muerde una sola vez ...es por curiosidad, no estaba en zona de búsqueda de presas.

Si lo hace más veces...caput.

¿Cómo saber si el tiburón quiere jugar o quiere caput? Qué dilema.


Hay una aplicación para celulares que va escaneando el camino por donde van los tiburones....y desde el aire los de salvataje les advierten a los surfistas la presencia de alguno.


Sin embargo, la conducta de los escualos está cambiando, unos lo atribuyen a las corrientes del Niño o de la Niña segun cuál de las dos domine, pero me parece que no terminan de entender cuál es la causa del cambio o de la mayor astucia que demuestran. Crecen los ataques a pesar de las alarmas y los avisos.


Me imagino que la naturaleza expresa por sí misma su incomodidad.

Bondi beach es un soplo de aire fresco, de juventud, y también de maduros nostálgicos que llegan hasta ahí paseando sus cuerpos ya maduros también pensando en recuperar lo que no tiene retorno.

Esa edad fresca y despreocupada en donde no existen los límites y se vive a fondo.







Pasear por esa zona puede encandilar a más de uno.


Pero no todo lo que reluce...



Y puede ser que uno piense qué bueno está esto! y sí, está bueno ...si uno es blanco y no aborigen.



Australia es el país de las posibilidades, del orden pareciera ,y del equilibrio entre derechos y obligaciones.

Un país para descubrir y disfrutar según sus reglas.

Magnífico.

LLeno de oportunidades y promesas.

Con un entorno del que son parte cada día y una naturaleza que explota de vida a cada momento.


Por debajo de esto, casi como una mínima rozadura de medusa venenosa pudimos advertir un mar de fondo racial bastante duro, la comunidad aborigen tiene pocas y breves posibilidades de salir a flote hundida muchas veces por la droga y la discriminación.


En esa playa de Bondi Beach, conviven lo urbano y la naturaleza en un mismo lugar.

En la playa uno se siente robado por la naturaleza viva...casi como en el paraíso.

Si mira un poquito más allá y ve los edificios que la circundan tan elegantes y funcionales....también se siente maravillado.


Punto y contrapunto.

Naturaleza y civilización.


Sin embargo, en Nueva Zelanda todo fluía junto....las dos razas bailaban su cotidianeidad con sencillez.


Digamos que en Australia me costó mucho descubrir eso mismo.

Así como los trajes de los surfistas ocultan la piel .....la impronta británica extiende un manto que oculta (¿asfixia? ) las raíces originarias.


Y terminé preguntándome si eso mismo no se vuelve contra ellos como un boomerang.




Amor

hay amor en el viento alrededor de la piedra cantora


río abajo cerca del árbol ancestral amor en el canguro


la iguana y el emú aman cuando hablan los espíritus no las voces humanas


en los sitios sagrados cuando el aguila vuela sobre el agua escondida

encuentra el amor.





Este poema de una escritora aborigen , Ali Cobby ,te vueve a zambullir en el agua fresca, las creencias ancestrales y un Dios que habita ahí, donde mora la simpleza.


Cuando volvíamos al centro, a nuestro hotel , exhaustos y contentos me pregunté....¿vendrías a vivir a este país?


Siiiiiiiiiii!!!




















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